Para ella no hay imposibles. Por eso le cuesta decir que “no”. Y por ello también, trabaja con ahínco: como si Jerusalén quedara a la vuelta de la esquina.
Es Brenda Lazoff Menda, boricua en la que se funde la sangre cubana polaca y rusa…y que posee el judaísmo como brújula. Y es que esta voluntaria preside en la Isla la organización Hadassah, en su división médica. “Me dedico a recaudar fondos para el hospital de esta entidad, la más grande de mujeres judías en los Estados Unidos. Fue fundada en 1912 por Henriette Szold y combate la pobreza y la enfermedad en Jesuralén. En Puerto Rico, Hadassah cuenta con más de cinco décadas de trayectoria”, acota la madre de cinco.
El voluntariado le apasiona. Y aunque pertenece al Jewish Community Center en Miramar y colabora con otras organizaciones benéficas seculares, no cabe duda que su querendona es Hadassah. “Primero debido a que en las instalaciones se aúna capital humano de primer orden y luego, la tecnología para impartir los más modernos tratamientos”, explica quien se autodenomina como “una agente de viajes frustrada; lo mío es expandir mis horizontes”.
No obstante lo anterior, lo que le ha robado el alma del HMO (Hadassah Medical Organization) es la interacción que ha podido comprobar con su mirada. “Porque representa una mezcla de religiones y culturas impresionante. Independientemente de tu religión u origen étnico, allí se te atiende. Existe trato igual para todos, incluyendo el árabe o el palestino. He visto a médicos de Israel y a árabes operando uno al lado del otro. En los pasillos se respira una cordialidad y un respeto en personas que en estos terrenos podrían ser enemigos. Me gustaría que se pudiera extrapolar esa experiencia. Y es que me pregunto, ¿Por qué el resto del mundo no funciona de ese modo?”, plantea. Así pues, dedicada a los dos hospitales de Hadassah, (Ein Keren y Mount Scopus), Brenda opina que la medicina puede ser un instrumento de paz.
Siente que su trabajo como voluntaria, no es otra cosa que una progresión natural. Creció en un hogar lleno de amor en la que “mi madre era parte de Hadassah. Eso tuvo un peso muy grande pues me sirvió como consejera”, asegura quien ya presidió el capitulo puertorriqueño de la organización y ha pasado a dedicarse directamente a la división medica.
Asevera que no puede apartarse del voluntariado. Colabora con el Hospital Oncológico y con las actividades que celebra el Jewish Community Center, en particular un gran bazar otoñal. “Si das de ti y ayudas a los demás, las bendiciones te acompañan. Dar es importante y justipreciar las diversas causas también. Soy loca organizando eventos que, invariablemente, dejan una huella positiva en mi vida y los que colaboran conmigo. Cuento con un tremendo ‘dream team’ de cómplices”
En este Hanukah, Brenda volverá a pedir salud, amor y armonía para su esposo e hijos. Y recordará a Hadassah “deseando que lo que allí pasa, se pueda llevar a un escenario macro. Mi mayor anhelo es la paz para el estado de Israel”.
Por: Nancy Piñero Vega