El mar es la inspiración del cirujano plástico Eric Adler, propietario de Adler Facial Plastic Surgery. “En todo lo que hago busco imitar la naturaleza. El rostro de una persona no es algo fijo, rígido. Así es el mar, tiene movimiento y expresiones. Cuando estoy en mi bote observo los colores y formas cambiantes del agua. Asimismo cuando voy a intervenir un rostro, veo la infinita posibilidad de expresiones que haré nacer con mi trabajo”. Como hombre de familia, el mar es también fuente de inspiración y recreación. Casado con Tere de la Sota desde hace 23 años son padres de cuatro hijos. Desde la hija mayor es una universitaria que estudia arte y diseño hasta la pequeña que está en los grados primarios, era importante buscar un pasatiempo en el cual toda la familia, en su diversidad de edades y gustos pudieran entretenerse juntos. Un bote grande en donde todos cupieran se presentó como la solución ideal. El tiempo en el mar es una cápsula que les da un “time out” de los múltiples compromisos profesionales y sociales. Recorren las Islas Vírgenes de los Estados Unidos y las Británicas. Algún día llegará al Mediterráneo. Además de navegar, esquían en el agua, bucean, hacen “wind surfing”, y ahora les encanta el “stand up paddle boarding”. “La pequeña ya es una experta”, dice el padre orgulloso. El doctor Eric Adler afirma que la clave del éxito es vivir con pasión. Le apasiona el mar, el aire libre, mantener una buena condición física y la mente clara. Esta misma pasión que siente por el mar es la que expresa por su esposa, sus hijos, los valores familiares y por el campo de la profesión elegida. Adler, nacido en Puerto Rico, es el menor de 5 hijos de una familia multiétnica –su madre era austriaca y su padre noruego. Desde pequeño sus padres le inculcaron el trabajo duro y atribuye sus logros profesionales a esta formación y a la pasión con la que trabaja. Comenta que el ejercicio de su especialidad enfrenta retos diferentes a los de otras ramas de la medicina. Las limitaciones de los planes médicos dificultan proveer los servicios de alta medicina a pacientes más necesitados que sufren complejos y otros trastornos debido a la apariencia de su rostro. Una de sus satisfacciones más grandes es ver el fruto de la cirugía emocional o psicológica que lleva a cabo al intervenir un paciente y librarlo de aquello que obstaculizaba su desarrollo total como ser humano. Por otro lado, añade, los cirujanos plásticos son tal vez los más afectados por los estereotipos profesionales creados por los medios de comunicación, por las series de televisión de temas y personajes médicos y por los tan de moda “reality shows”. “Los médicos que nos dedicamos a la belleza y a la reconstrucción facial somos los más estereotipados y nos presentan como seres a quienes sólo les preocupa lo superficial”, explica. Contrario a esta visión, para el doctor Adler la única y verdadera belleza física es la que emana del bienestar total del ser humano.
Por Mariel Echegaray Foto Senén Llanos