Madera en abundancia

La diseñadora de interiores Eva Rosado se resiste a definir su estilo personal. “Mi estilo tiene que ser el de mi cliente. Para poder ejecutar sus deseos, no puedo atarme porque al fin de cuentas la casa, el espacio, tiene que reflejar a quien lo vive, no a mí, ni mi gusto o preferencia personal”, explica la profesional.

Sin embargo, dentro de su profesión tiene sus favoritos. Le encanta crear desde el vacío, desde el lienzo en blanco donde traducirá la personalidad del cliente.

Para Eva el diseño de interiores es algo muy distinto a la decoración. La decoración no va más allá de pintar, colgar cortinas, comprar muebles y combinar accesorios. El diseño de interiores es mucho más, trabaja desde el esqueleto de la casa, con los patrones de piso, los techos, los patrones de las paredes, hasta el diseño del mobiliario, los gabinetes, las puertas, los mosaicos inventados para un baño, una cortina trabajada más allá de la tela, la conjugación de diversidad de materiales.

Otra de sus preferencias y tal vez el rasgo distintivo de sus proyectos, es el uso de la madera. Trabajó por muchos años con una firma que se dedicaba a la construcción de interiores y mobiliario en madera, lo que ella llama el “architectural millwork”, o ebanistería arquitectónica, y diseñaba paredes, muebles gabinetes, clósets.

Eva entiende que en todo diseño, la madera es el toque que trae la calidez humana, es el valor añadido, dice, dentro de por ejemplo, el estilo minimalista o una ambientación donde predominan la frialdad de los metales, cristales o acrílicos. Los interiores diseñados por Eva para esta residencia ilustran este concepto suyo.

Se trataba aquí de una familia que se definió como normal, cuya prioridad eran las niñas que se moverían por todas partes. Los muebles y materiales tenían que ser “amistosos” para ellas y sus visitantes, resistentes y funcionales. El resultado final debía reflejar el estilo moderno y elegante que caracteriza a la pareja y a sus niñas.

Querían un comedor grande, para doce personas pues les gusta entretener en la casa. Querían espacio prominente para las obras de arte del artista puertorriqueño Miño Reyes que ya formaban parte de su colección personal. Le pidieron a la diseñadora que los entrevistara a todos, niñas y adultos, para saber lo que les gustaba y deseaban y tuvieron varias “sesiones de diseño”.

No les gustaba el plano tan abierto del área de la sala, comedor, sala de estar y cocina. Querían de alguna forma dividir estos espacios sin que se perdiera la sensación de amplitud de la estructura original. Este era el reto…

Y como era de esperarse, nuestra diseñadora convirtió los trabajos en madera en el motivo recurrente del proyecto.

Iniciamos el recorrido en el recibidor y la puerta de entrada diseñada por Eva, en la cual integró todas las maderas que luego utilizaría en los diferentes espacios de la casa: el “maple” de la cocina, el “cherry” de las paredes, la caoba de las puertas. En el pasillo del recibidor el punto focal son las obras de arte de la colección de la familia. Aquí, como en otras áreas de la residencia, el tema del color brillante se introduce a través del arte.

A la derecha se encuentra la sala formal. De inmediato podemos apreciar las paredes de madera creadas para separar y eliminar el plano abierto que la familia no quería y a la misma vez crean la transición elegante entre cada una de estas áreas. Estas paredes enmarcan los espacios, los definen en su uso y carácter. Se sabe sin lugar a dudas que ésta es la sala, acá el comedor, luego la sala de estar.

En la sala Eva conjugó estilos y texturas. Se destacan las sillas Wasili de inmediato evocan el tema de lo clásico en el diseño de muebles. Para crear contraste dramático con la piel negra y el acero inoxidable cromado de estas dos piezas, utilizó butacas tapizadas en blanco, un “chaise lounge” tapizado también. Bajo el arco de madera de la pared que separa la sala del comedor se disfruta del cristal ahumado en la mesa de centro y el lino blanco para el sofá. Todo anclado por una alfombra de área en estampado animal y encuadrado por el cortinaje de las ventanas a doble altura. Para dar calidez al entorno se posicionaron varias mesas en madera oscura que rompen con el blanco de los muebles y las cortinas y la frialdad del cristal y el acero inoxidable.

Al comedor llegamos atravesando el gran punto de interés visual en estos dos espacios. La pared de madera en arco es también diseño de Eva. La mesa de diseño, larga de superficie suave y lisa lacada en blanco sienta a doce comensales en sillas en piel blanca. Una gran pintura es el estallido de color junto a la iluminación de las tres modernas lámparas que cuelgan sobre la mesa. Las cortinas corrugadas son un interesante juego de texturas entre el óleo y la mesa, formando un trio.

Subimos a los dormitorios y encontramos que cada uno cuenta la historia de sus habitantes.

Para la habitación del matrimonio se buscaba un oasis de descanso para la pareja después de un largo día de trabajo. Nuevamente encontramos la mezcla de tendencias, de líneas curvas y rectas, los elementos orgánicos en la pared de “grass cloth” y las incrustaciones en tonos más claros en las gavetas de las mesas de noche. Moderno, nada abrumador, pero lleno de materiales ricos y tonos que evocan la calidez del hogar. El punto focal nuevamente es la pared de madera en la cabecera de la cama donde los tres inmensos cuadrados conjugan las tres maderas utilizadas en toda la residencia. El diseño geométrico se repite en las lámparas cuadradas y en las franjas del cubrecama. Todo el mobiliario aquí fue diseñado por Eva Rosado y comisionados para la ocasión.

Los dormitorios de las niñas rompen con el esquema y paleta de colores neutrales del resto de la residencia para reflejar sus edades, personalidad y gustos.

La habitación de la niña mayor, de once años de edad, en plenos “tweens”, refleja su personalidad tranquila y apacible y a la vez tiene la capacidad de crecer con ella. Juvenil pero en un estilo que la llevará a la adolescencia y más allá. Aquí Eva utilizó todas las gamas del apacible turquesa, del azul y del verde. Los cojines decorativos de la cama inspiraron los círculos bordados especialmente sobre las cortinas y los de las lámparas colocadas a diferentes alturas que cuelgan del techo pintado para imitar el cielo. Para recibir las amiguitas, Eva colocó una banqueta a los pies de la cama y una butaca, que también sirve para leer o estudiar. Como centro de atención y para reforzar el tema de la personalidad de esta jovencita, detrás del espaldar de la cama se destacan varias pinturas hechas por la ella en sus clases de pintura.

La habitación de la más pequeña de seis años de edad es otra historia. Para la inquieta y extrovertida, a quien no le gustan los tonos claros, los colores fucsia de las franjas hechas a la medida en cintas, y las mariposas y estrellas que cuelgan de la cenefa sobre la divertida cama que recuerda un pequeño teatro de marionetas.

Junto al tema recurrente de las maderas, explica la diseñadora Eva Rosado, la iluminación inteligente, es otro detalle clave que realza el diseño de los interiores de la residencia a la vez que promueve la conservación de la energía. Esta iluminación programada tiene la virtud de crear “escenas” en las áreas que se decida iluminar y se controla desde varios paneles ubicados en la entrada, en la cocina y en el dormitorio principal. La línea de luces que dirige el camino en la escena de bienvenida, por ejemplo, ilumina el vestíbulo, la sala y el comedor y acentúa las obras de arte que se encuentran aquí.  Por otro lado permite controlar la intensidad de la luz para crear el “mood” deseado en el área de entretener, bien sea para una gran fiesta o para una cena íntima.

La belleza del resultado obtenido por Eva Rosado en esta residencia trasciende el mero diseño de unos interiores. Estriba más bien en que refleja la personalidad de esta familia que quería usar y disfrutar de estos espacios. Aquí se vive, se juega, se hacen las asignaciones escolares, se recibe a la familia y a las amistades. Ni un solo detalle de la elegancia moderna y acogedora que refleja sus gustos y estilo de vida fueron sacrificados, al contrario.

Por Mariel Echegaray
Fotos por Senén Llanos
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