Si piensa leer esta nota creyendo que la generación insólita son los ¨beliebers o los directioners¨, le recomiendo vuelva al inicio de la página. También le advierto, que no pretendo crear paradojas entre jóvenes y adultos y mucho menos, aserciones absurdas con pretensiones de ser verdaderas. Lo magnífico de este texto, es que no tuve que hacer investigación alguna, ni siquiera entrevistas, ni tuve que leer libros de autores con seudónimos peculiares. Solamente me limité a explorar el Facebook y, todo lo que pasa en ese mundo virtual.
No he podido pegar un pelo desde que acepté que mi generación está fastidiada. He empleado todos mis mecanismos de desahogos, pero ni siquiera los nuevos pasatiempos se convierten en bálsamo. Años atrás, hubiera echado la culpa a mi constante visión anacrónica.
Antes de continuar con esta palabrería, la generación insólita de la que pertenezco, somos esos que hoy día tenemos entre 28 y 35 años. Los llamados ¨Millennials¨. Los de veinte para abajo, tienen una mentalidad impresionante que incluso, los de 29 en adelante no entienden. También esos que se acercan a los 30, tienen un grave problema de aceptación persistente. Ellos lo hicieron todo, lo aceptan con afán, pero les cuesta aprobar que los púber lo hagan.
La insólita generación, somos los que no nos sorprende nada. Nos acoplamos muy fácilmente a cualquier cosa, aunque difícilmente olvidamos situaciones complejas como los amoríos de agosto hasta septiembre. En diciembre la cosa cambia. En esa fecha se nos ve despavoridos con la idea del fin del mundo, bebiéndonos hasta la última gota. Llega enero y nos volvemos flamantes. ¿Quién nos entiende? Lo lindo de los insólitos –entre muchas cosas– es la capacidad que tenemos para aconsejar en las redes sociales. Somos creativos. Y más cuando nos encuentras en la calle, ahí rompemos esquemas, nos hacemos los ciegos. Algunos se inventan conversaciones con el celular, como si éste les fuera a responder. Definitivamente, ese aparato electrónico es para nosotros como el televisor es para los Baby Boomer. Sin embargo, somos tan aliados de la tecnología, que en efecto, el celular nos podría contestar, se llama SIRI y es pana de toda la generación.
Somos tan insólitos que los científicos nos han denominado como la Generación Y. ¿Se dan cuenta? ¡Y! O sea, esa vocal por más mona que sea sigue sonando a; what?, ah, so… (como las gringas bichas). No comprendo la elección de la letra. Si supuestamente somos la generación del milenio o milenial, por qué no nos llamaron la Generación M. Insólito. Sin embargo, no estamos peor que los treintones altos y los cuarentones. Los mal llamados Generación X, me reservaré lo primero que me vino a la mente, pero por eso dicen: fulano de tal o X persona.
La generación insólita de la cual les vengo narrando, hace una alusión excepcional al nombre. Un ejemplo de eso, me sorprendió de inmediato cuando escribí en google el título de esta nota. Lo primero que salió fue algo que decía ¨Generación Y, vive una recesión positiva – insólita economía¨. Cuando comencé a leer el artículo publicado en CNN por Alexandra Levit, me convencí que hasta el más miserable tiene cosas que perder en la vida. Esta generación ha perdido mucho, sobretodo cuando se trata de trabajo. Sin embargo, no hemos perdido la auténtica ilusión de obtener el trabajo que soñamos. Si algo bueno tiene la recesión, es que obliga a ver las ofertas de trabajo con humildad. De hecho, hemos desarrollado una peculiar dignidad de comerciante, que para bien o para mal, nos desprende de nuestra ínsula personal. Y eso es triste porque crecimos adorando a personajes tan amigables como; eh, este…, mmm, de hecho nadie. Más allá de Barney nadie.
En fin, sentí la auténtica necesidad de escribir sobre esa gente que tiene mi edad o están cerca de ella. Esa gente que admiro porque somos fuertes, somos originales, somos divertidos y sobre todo somos el futuro del mundo. Admito que el texto no tiene casi nada certero y que la mayoría de ejemplos coincide con las situaciones cotidianas de cada generación.
A fin de cuentas, todos somos unos insólitos que tenemos miles de historias que contar. Estas líneas no han sido mi forma pragmática de describir a los insólitos. Ni siquiera hay investigación más allá de la fulana periodista de CNN. Así somos los insólitos; amigos de la especulación.