Mirada al presente y futuro de las bodas

 

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 Antes, la celebración de una boda era la gran fiesta de pueblo, una actividad extravagante en donde se desbordaba la elegancia, el protocolo, la lista de invitados y el presupuesto para costearla. Pero una nueva generación de novios que vive un nuevo paradigma cultural y en un clima económico de retos, está redefiniendo el concepto de la boda.

Desde hace dos años se ha visto un cambio en la celebración de una boda a manos de la perspectiva de vida de los millennials. Esto, combinado con el delicado clima actual, ha dado paso a bodas menos extravagantes pero no menos mágicas. Los novios se están atreviendo a ser más creativos, con ceremonias poco tradicionales, pero igual de especiales.

El caso no es que haymenos parejas casándose, sino que están redistribuyendo su presupuesto limitado para convertir la celebración de las nupcias en una experiencia para compartir con la familia y amistades más cercanas. Prefieren ahorrar dinero para otras cosas, como una luna de miel poco convencional – el eco turismo está muy de moda – o hasta para esa primera gran inversión, que para muchas parejas es la compra de una casa.

El resultado de esta intersección de la economía y la cultura contemporánea es un aumento en bodas diferentes. Por ejemplo, food trucks en lugar de servicio de mesa, un photo booth en lugar de un fotógrafo profesional, candy bar, y barra temática, especializada en un cóctel como mojitos, y así por el estilo. También se ha visto una reducción en la cantidad de invitados. Actividades de 50 a 150 personas se están convirtiendo en la norma. Este es un grupo que está muy claro de que gastar más dinero no necesariamente hace que la boda sea más especial.

Como es de esperarse, esta nueva mentalidad en torno a las bodas también impacta la selección del lugar en donde celebrarla. Atrás han quedado los grandes salones pomposos, abriéndole el camino a venues como la playa, el campo, restaurantes eclécticos, viñedos, haciendas de café y hasta zoológicos. También se ha visto una preferencia por espacios acogedores, íntimos y lo suficientemente flexibles para cumplir con las expectativas de los novios. El objetivo para ellos es brindarles a sus invitados una experiencia memorable, en donde las dimensiones físicas del lugar no se correlacionan con el éxito de la velada.

Igual de importante para los novios es poder contar con una red de apoyo, puesto que prácticamente toda boda, independientemente de su tamaño, supone un proceso de producción matizado con algo de ansiedad y estrés. Para ello, un venue que brinda toda una red de servicios integrados – desde personal dedicado y especializado, variedad de amenidades y conveniencias, menú, servicio de banquete y barra, decoración y más – es primordial. Por más que los novios quieran encargarse de todos los detalles, lo más responsable y sensato es tener como aliado un equipo de trabajo que trabaje muy de cerca con la pareja, orientándoles durante el proceso y así asegurar que su momento especial sea épico.

La situación económica actual no es un obstáculo, sino un reto que inspira y motiva a crear experiencias verdaderamente extraordinarias para los novios y sus invitados.  En fin, cada cual tiene la libertad de planificar y personalizar la experiencia del gran día de acuerdo a su estilo, presupuesto e imaginación con el propósito de lograr que sea una celebración única y memorable.  

 Surgely Pérez, de Hyatt Place San Juan/City Center

 

 

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